DE LA QUE ME SALVE cuento por Daniel Alberto León Martínez


DE LA QUE ME SALVE
por Daniel Alberto León Martínez

Esta era una tarde de diversión con mis amigos y conocidos, la verdad no recuerdo cuantos éramos, pero lo que si recuerdo es que sustancias nocivas para el organismo sobraban en cantidad para cada uno de nosotros.

Estábamos dispuestos a dejarlo todo por el despeñadero para irnos directo a la fosa de los vicios, alcohol, hierba, cristal, cuadros y todo lo que nuestros ahorros y dudosas formas de obtener dinero nos ofrecían como capacidad.

Estábamos seguros de que algo iba a salir mal, incluso dudábamos que las cosas salieran sencillas y “tranquilas”, pero era precisamente eso lo que nos aventuraba a tener el riesgo de los viajes mas potentes que nuestros cuerpos resistieran, el hecho de querer alcanzar un éxtasis tal que nos hiciera olvidar nuestra vacía existencia consumista.

Uno de los mayores problemas para nuestra larga travesía era el hecho de tener un lugar tranquilo y obviamente solitario donde pudiéramos drogarnos de la forma mas autodestructiva. Uno fácilmente pensaría en irse al cerro o a el campo para poder conectar con la naturaleza a la vez, pero para vivir en México, eso significa riesgo de ser baleado por algún ranchero, o persona de dudosa labor como narcos, etc.

Fue ahí cuando nuestro castillo y lugar de edén para la conexión espiritual apareció, una construcción grande abandonada por una supuesta actividad radioactiva en los materiales de construcción, o bueno, al menos eso decían los rumores, en realidad nadie sabia porque ese edificio había sido abandonado, lo que si era seguro es que no había habitantes ahí desde hace casi 15 años.

Alrededor de la construcción no había mucho, simplemente baldíos, unas pequeñas casas, la carretera y un largo y enorme vacío que solo constaba de hierba y uno que otro árbol.

En cuanto a la construcción, estaba cercada con alambre de púas, pero no era difícil meterse, el terreno era muy grande, casi del tamaño de una escuela, con tres edificios, los dos principales eran de tres plantas respectivamente, unidos por alguna clase de patio en el centro y creando una forma hexagonal en el conjunto, el tercer edificio era mas pequeño de dos plantas y no tan largo como los anteriores, este estaba por la parte frontal de la calle. Cada piso contaba con 6 habitaciones totalmente iguales, con unos baños comunitarios en las orillas, obviamente bastante maltratados.

Ingresamos a eso de las 5:00 pm, el día estaba nublado y hacia un poco de frio, el aire corría muy fuerte, al entrar se y acomodarnos en una de las habitaciones pudimos ver lo que hay en cualquier lugar abandonado, grafitis, suciedad, y un prominente olor a miados.

Como buenos malvivientes, nos valió madre y nos acomodamos para dar inicio a nuestro festín de sustancias. Iniciamos con el alcohol, luego con las sustancias para “bajonear”, ¿vaya estupidez no?, usar un estupefaciente para calmar el efecto de otro.

En fin, después de caerme varias veces y chocar mi cabeza con las paredes y el piso deje de recordar lo que paso, solo tengo pequeños lapsos, y en ellos estoy vomitando, inyectándome, inhalando o fumando.

Pero lo que si recuerdo es que de repente estaba todo oscuro y no encontraba a mis colegas, les empecé a gritar a como mi mente me permitía, pero no había respuesta, caminaba tambaleándome de un lugar a otro.

Todas las habitaciones me parecían tan similares que empecé a creer que viajaba en el tiempo, pues estaba en lugares o momentos en los que ya había estado, ya no sabía que era real o que había hecho de verdad y que solo había pasado en mi mente.

Milagrosamente logre prender la luz flash de mi celular para poder apreciar algunos cadáveres de aves, eran pedazos mas concretamente, alas, patas y picos mas que nada. Algunas lagrimas nasales comenzaron a salir y mis extremidades se encontraban heladas, de esas ocasiones donde duele caminar.

Escuché susurros debajo, estaba como en la segunda planta, luego de dar algunas vueltas, percibí unas escaleras y de inmediato me dirigí a ellas, quería encontrar a mis amigos para seguir en el viaje a la perdición.

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Sin embargo, mientras descendía por las escaleras un pensamiento paso por mi mente, ¿y si no eran mis amigos?, ¿Por qué había tantas aves muertas?

En una de las paredes vi un pentagrama pintado y de inmediato pensé en sectas malhechoras que me tenían atrapado. Quizá ya habían acabado con mis amigos, quizá me estaban creando engaños para que cayera en sus trampas.

Pasaron tantas cosas en mi mente que no estaba dispuesto a que alguna de las situaciones que había pensado me sucedieran. Fue entonces cuando buscando en el interior de mi pantalón encontré mi navaja suiza. La sujeté como pude y emprendí la travesía.

Llegue al patio central pero no había nada ni nadie, recorrí cautelosamente los alrededores de la construcción y me percate que del lado trasero había una tapa, como de cisterna mas o menos. Como era de esperarse entre.

Baje unas escaleras y ahí fue cuando lo peor que me podía pasar paso, se me cayo el celular y se apago la linterna, pero eso solo era el comienzo, no estaba solo ahí.

Escuche pasos que se acercaban a mí, mencione los nombres de mis amigos para que me reconocieran, pero una voz de mujer comenzó a balbucear de forma agresiva. No lo pensé dos veces, de inmediato comencé a clavar la navaja a quien sea que agarre, una y otra vez.

La adrenalina estaba a tope, el cazador debía hacer lo suyo, de un momento a otro sentí unos golpes en la espalda, acompañados de los mismos balbuceos que había escuchado antes, al voltear con la pequeña luz de la noche vi que era una mujer bastante terrorífica, ojos vacíos, pálida, pensé en la llorona.

Casi me desmayo del miedo, pero no me iba a ganar la maldita, así que gire y golpee con todas mis fuerzas, encontré una botella en el piso y la rompí convirtiéndola en un arma. Desgarre una y otra vez al maldito espectro. Sentí una mano en la pantorrilla, pateé y corte mas y mas hasta que me di cuenta de que estaba cubierto de líquido caliente, quizá sangre, sudor y orina, todo producto de la violenta lucha por no ser llevado al inframundo. Todo esto es lo que mi elevada mente percibía, porque no veía un carajo.

Finalmente, subí las escaleras y corrí, no quería que la llorona viniera hacia mi otra vez. empecé a rezar. Corrí y tropecé varias veces, pero finalmente llegué a la calle. Al ver una tienda me deje caer en la entrada para descansar, pues mi cuerpo ya no daba más. Moria de frio, pero estaba sudando enfermamente.

En un suspiro la policía estaba frente a mí. Procedieron a arrestarme, y bueno aquí estoy, en el piso, esposado con dos patrullas y 5 policías alrededor mío y una creciente muchedumbre de vecinos acumulándose ante mí. Estoy orinado y eso me apena demasiado.

Escucho muchos susurros, no se que pasa, dicen que algo horrible había dentro de la construcción abandonada, me alegro de haber salido a tiempo ya que dicen que una pareja de novios andaba por ahí y algo los destrozo brutalmente, que bueno que estoy a salvo, espero que el señor Jesús sea dulce y evite que me arresten por estas horribles condiciones en las que estoy, así como por todo lo que consumí.

Aun así, da lo mismo, ya estoy a salvo, no como esos jóvenes que dice la gente, creo que ellos no pudieron escapar de los monstruos.








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